* Por Gisela Colombo

Una serie estrenada recientemente en streaming y proyectada antes en la televisión turca cuenta una historia muy antigua y muy moderna a la vez. Un paso de danza de otros tiempos mientras se refleja una tendencia novedosa en nuestras sociedades del siglo XXI.

Se trata de una ficción en que tres amigas parten en un viaje contra el tiempo que amenaza a Sevdi, una de ellas, con la victoria del cáncer sobre su humanidad. Se dirigen a un pueblo costero donde hallarán casi por casualidad una terapia que es el dato de moda que le da innovación al argumento.

En efecto, llegan y se suman a una sesión de terapia de “Constelaciones familiares” en la que desconocidos reproducen el comportamiento que no conocen conscientemente de antepasados de algún miembro del evento. Un moderador y perito en la disciplina va conduciendo las dramatizaciones ordenadas a revelarle al protagonista qué historias antiguas pudieran estar haciendo interferencia en el desarrollo natural de su propia vida. Es que esas heridas del pasado abiertas en la piel de bisabuelos, abuelos y padres puede ser una mochila imposible de cargar si no se objetiviza y se atribuye cada trauma a quien corresponde.

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Así, vemos vencer a Leyla, una de las amigas, su pavor a nadar porque comprende que esa fobia deviene del modo en que murió una de sus ancestros. Del mismo modo, otras representaciones espontáneas van tocando conflictos y resolviendo encrucijadas en la vida de cada uno de los personajes: Ada, Leyla y Sevdi, pero también la madre de una de ellas, el guía en las sesiones, el esposo y el ex novio de Ada, un nuevo pretendiente de Sevdi, el marido prófugo de Leyla y más. Todo esta travesía se recorre durante los episodios que componen esta primera temporada, compuesta por ocho episodios de cincuenta minutos de duración aproximadamente.

Filmada en escenarios naturales, no tiene nada que envidiarle a producciones de otras procedencias en términos técnicos. El elenco es bastante popular en Turquía y, ya en este punto, también lo es para quienes frecuentan el streaming otomano que circula por las plataformas internacionales. De hecho Tuba Büyüküstün ya brilló por Netflix con “Dinero Sucio” o “Cesur y Suhan” (que se llamó aquí “Amor y Venganza” y fue transmitida por un canal de aire de la televisión argentina. El resto del elenco también está conformado por intérpretes sobradamente probados, caras conocidas sin dudas.

El guión está bien pensado y los mensajes en que se monta cada acción son coherentes y expresados con una gran simpleza. De tal modo, se populariza una de las técnicas pseudocientíficas en boga, mientras se invita a la introspección y, por qué no, se entretiene dignamente.