Lo habitual es que Editorial Voces publique obras que son presentadas a su consideración por los propios autores. Y debe decirse que, en este sentido, nunca han existido problemas de escasez: tanto en literatura –sea narrativa, ensayo, poesía, hasta dramaturgia– como en todos los géneros musicales, se cuenta con un corpus abundante. De hecho, por momentos no se da abasto y se dilatan publicaciones que merecerían una rápida llegada al público.

En este sentido, "Canción, baraja y paloma" representa una excepción. Porque es la primera vez que la Editorial encara, de motu propio, la producción integral de la obra, bien que en base a la contribución de un conjunto de varias decenas de artistas locales.

El título de la obra remite al poema "Juancito Caminador" de Raúl González Tuñón, que ubica a la canción como el más serio de los trucos del artista transhumante. Y la ilustración de tapa, que reproduce una pintura rupestre de Tassili (Argelia), muestra la imagen de dos músicos primordiales, danzando y convocando al duende.

Nuestra percepción era que existe en el movimiento musical pampeano una vitalidad y una calidad que lamentablemente no llega a ser conocida por el público en general. Si tenemos en cuenta que, en honor a la diversidad, nos hemos autoimpuesto alternar entre los distintos géneros musicales (tango, folclore, rock, etc.) lo cierto es que muchas obras no llegan a ser editadas en tiempo.

Antología

Por ello lanzamos una amplia convocatoria a los compositores e intérpretes, incluso a sabiendas que la tarea de selección, cura y tratamiento sonoro de toda esa diversidad de obras, representaría un desafío poco común. En esto, contamos con la inestimable colaboración de Federico Camilletti, quien a más de ser él mismo un músico consumado, es un fino productor, en cuyo estudio se grabó buena cantidad de las obras que hoy presentamos al público.

El resultado de la convocatoria –aún con el temor de haber cometido alguna omisión importante– no sólo confirmó nuestras expectativas, sino que las excedió, conformando una antología de la canción contemporánea pampeana, que refleja, en un vibrante caleidoscopio, un florecimiento de la composición en La Pampa.

Lo que primero llama la atención es la calidad y la madurez demostrada por estos creadores, que en algunos casos son muy jóvenes. También impresiona la gran variedad de géneros y abordajes. Hay aires folclóricos en la obra de Nicolás Rainone, Vicky Lo Giúdice, Les Catalan y Damián Gigena. Hay canciones clásicas acompañadas con cuarteto de cuerdas en Martín Mansilla y Miguel Sánchez. Hay elementos de rock en Javier Villalba, Negra Luna y Cucu Howes. Está el folk más directo de Gabriel Raíz, el candombe de Juani De Pian, el pop brillante de Laura Quinteros, la fantasía modal de Guillermina y los Planetas. Y está, también, la experimentación libre de Guillermo Schiavi Gon y Pepe Marriot.
Aunque aspiramos a más, nos complace que haya aquí una presencia nutrida de voces femeninas.

La pampeanidad al palo

En todos los casos, la temática no puede ser más pampeana. La obra de Marriot que cierra el disco está inspirada en el Cerro del Tigre, en la zona de Chacharramendi, cuyo molino de viento se escucha de fondo. La canción de Nico Rainone evoca la sensación de plenitud de un viaje, en día soleado, por la ruta Gobernador Ananía, que une Santa Rosa y General Pico. El candombe de De Pian nos lleva a la Laguna Don Tomás. La ilusión de madrugada que propone Negra Luna nos invita a una noche de bares santarroseños. Villalba, en “Tu bendición”, le escribe a su madre, pero también a su identidad ranquel, que puja por salir a la luz.

En un mundo donde la difusión musical no estuviera tan distorsionada por “la mano invisible del mercado”, muchas de estas canciones deberían ser grandes éxitos. De momento, nos satisface decir que, al menos en el ámbito local, van a comenzar a ser más conocidas. Es de esperar que las radios pampeanas se hagan cargo, como dice la ley, de difundir las producciones locales que, como ésta, no tienen nada que envidiarle a los artistas de renombre nacional.