“El protector” o “Hakan, el protector” es una serie de acción catalogada como “ciencia ficción”. Se trata de la superproducción de Netflix hecha por la televisión turca con un despliegue que nada tiene que envidiarle a otras ficciones internacionales de calidad.

* Por Gisela Colombo

Las actrices y actores son conocidos para quien tenga cierta experiencia con los productos turcos. Ҁagatay Ulusoy, que protagonizó ya varias tiras semejantes, como “Medcezir” (que fue proyectada en la televisión argentina con éxito) “El secreto de Feriha”, donde prevalece lo romántico, Icerde y varios largometrajes, aquí hace un trabajo aceptable. Su contrafigura femenina se reparte entre dos actrices jóvenes Hazar Ergüçlü, que asimismo se descubre en productos televisivos previos y Ayça Ayşin Turan, en travesía a la popularidad que incluye ser considerada como una de las mujeres más bellas de Turquía.

La historia narra el quiebre y nuevo sendero por el que avanza la vida de Hakan, un joven vendedor del Gran Bazar ̶ el mercado emblemático de Estambul ̶ mientras sueña con tener su propia tienda de antigüedades. Ese despertar traumático le enseña que, en su experiencia y su concepción de sí, nada es lo que parece. Como a un héroe de la mitología griega, la anagnórisis le comunica que su dignidad de héroe es un don irrechazable. Es que, más allá de la labor de crianza que cumple su padre adoptivo, Hakan es hijo y heredero de un sujeto considerado el “Protector” existencial de la ciudad.

Al conocerse estos detalles es cuando irrumpen los elementos fantásticos que bien podrían interpretarse como ciencia ficción aunque no necesariamente lo sean. Primero, porque no se postula un planteo futuro sino presente. Segundo, porque los objetos mágicos no son innovaciones posibles de la ciencia, de la cibernética, ni cosa parecida. Más recuerdan a la espada del Rey Arturo, al espejo animado que usaba la Reina de “Blancanieves” o la lámpara maravillosa habitada por el genio resentido que auxiliara a Aladino. No obstante, el tono del relato recuerda directamente prototipos de series y films de ciencia ficción.

Lo cierto es que los objetos mágicos del protector son una daga antigua, única arma efectiva para aniquilar a un “inmortal” ̶ por contradictorio que parezca ̶ ; y una camisa encantada que opera como especie de armadura invisible e impide cortes, heridas de balas, de otros efectos punzantes, y en fin, convierte a quien la viste en invulnerable.

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El capítulo inaugural fue escrito por un guionista de prestigio y el resto de la primera temporada conserva las mismas características que posee la yegua madrina del primer episodio. Pero la serie posee cuatro temporadas y camina por una cuerda floja permanente a juzgar por lo arriesgado del tema y su tratamiento. Es que si algo resulta innegable es que el efecto buscado por el producto no apunta a lo humorístico nunca, ni se da licencias en este sentido. Se trata de un drama y con ese cariz se narra todo.

Los “inmortales”, responsables de todo mal en el mundo ̶ como modernas Pandoras ̶ se afanan en la destrucción de la ciudad, del mundo y de la humanidad. Los “leales” al Protector, son, en cambio, esperanza, señal de un altruismo militante que no ceja.

Y la historia se sirve de un ingrediente infalible como lo son las sociedades secretas, sus misterios y tradiciones. En este contexto, se hace difícil el equilibrio. En efecto, la coherencia entre la impronta distópico-trágica y leyes naturales que permiten la magia, se complica. Quizá la mayor debilidad en este sentido se da en esas normas estrambóticas: al proponer que una transfusión de sangre permite que el donante controle la mente del receptor, o que el vínculo amoroso entre personas de distintas facciones pueda anular la magia de los talismanes.

Aun así, cierta inverosimilitud del relato no llega a provocar el naufragio de la obra, cuya virtud más ponderable consiste en ser un producto de calidad en cada una de las disciplinas que componen la labor audiovisual. Y el detalle más admirable, tal vez, sea el paisajismo abrumador que no sólo deleita con sus drones, sino también se transforma en la mejor publicidad turística de Turquía.