Por Miguel Ángel Rodríguez
Flores amarillas constelan un círculo de tierra azul. El agua tiembla llena de viento.
Alejandra Pizarnik: Caminos del espejo.
J'habite la tranquillité des feuilles.
Habito la tranquilidad de las hojas.
Jean Lescure
Simon Boyd es un artista visual que nació y estudió en Inglaterra pero vive en la provincia de La Pampa desde el año 2007. Pintó imágenes de dulces y caramelos (Candies), pero más tarde se concentró en caballeros medievales, riñas de gallos y colibríes. Los últimos trabajos se introducen en mundos que anudan el sueño con la naturaleza.
Supe de Simon Boyd por comentarios de la artista pampeana Griselda Ferreyra. No puedo precisar si conversamos en el Bárbaro (el legendario Bar o Bar creado por Noé, Deira y Macció) o en su taller de la calle Virrey del Pino en el barrio porteño de Belgrano, pero sí recuerdo que me comunicó que le gustaba el trabajo del artista inglés, y que le atraía como pintaba, lo cual despertó mi curiosidad. Al tiempo conocí las imágenes de Simon en su taller de Toay, donde pude ver lino francés trabajado con óleo. Algunas telas medían un metro cuadrado y otras lo superaban. En todas observé cariño por la pintura y dedicación por el oficio, al igual que soltura en el empleo de la paleta de colores. Constaté que utiliza pinceles redondos y chatos pero también aerosol. En algunos trabajos predomina el amarillo, que torna en dorado, y en otros las variedades del rojo, celeste y azul. La manera de utilizar esos colores indica que conoce, probablemente de primera mano, la obra de Joseph M. William Turner.
(imagen de portada: "Confluencia)
Caramelos
Candies, palabra inglesa que significa caramelos, es el nombre que Simon dio a un grupo de cuadros de los años 2006 y 2007. La tela utilizada es lino preparado de manera tradicional y pintado con óleos de calidad. Las obras creadas delatan el conocimiento del color, la forma, la composición, los equilibrios y las tensiones. Nada está librado al azar. Cada pigmento sintoniza con los demás y el conjunto destaca por la factura y la resolución de la imagen. Cualquier Candie es una obra en sí misma y puede habitar sin problemas espacios amplios, lo cual subraya la densidad de lo pictórico. Melos, por ejemplo, ocupa sin problemas una pared entera y puede dejar perplejo a más de un curador acostumbrado a abarrotar con cuadros las muestras.
Black Cinnamon
Las imágenes muestran alimentos dulces pintados de rojo, verde y rosa, entre otros tonos. Estas confituras están delimitadas por la silueta de una flor recortada sobre un fondo indefinido, todo un gesto a la gráfica, pero atenuado. La atmósfera general es festiva y las escenas recuerdan una cornucopia o corno de la abundancia, símbolo de la prosperidad. Es importante señalar que la silueta que contiene caramelos y dulces se relaciona con el fondo de manera peculiar: semeja una aparición estática que Simon no buscó desprenderla del contexto. De ahí que el acento gráfico es sutil, al igual que las pinceladas, y busca definiciones escasas, como si se tratara de un sueño o una visión, quizá rememorando algún despertar por la mañana: los rayos de luz muestran los contornos pero otros aspectos permanecen indefinidos. El sueño se cruza con el juego, o lo que es lo mismo: lo onírico se asocia a lo lúdico.
Los Candies critican la sociedad de consumo. En la confección de las siluetas de las flores, por ejemplo, se empleó la técnica del esténcil, y en varias cuadros de esta serie la pintura fue aplicada con aerosol. Es decir, estas obras aluden con ironía a la abundancia de alimentos ricos en ingredientes cuestionados por la nutrición contemporánea. Más aún, la disconformidad se formula combinando técnicas artísticas convencionales con otras mas cercanas a la innovación y la ruptura.
The Jousters Banquet.
En el año 2009 Simon presentó una muestra en el British Arts Centre de Buenos Aires denominada The Jousters Banquet. Algunas imágenes fueron pintadas sobre fondos blancos, lo que resaltó el protagonismo de escenas compuestas por aviones biplanos en combate, gallos en riña y hombres acorazados en una justa medieval. En todas las piezas destaca la elección del color y el repertorio de la pincelada. Rojos, naranjas, amarillos y verdes, pero también celestes, azules y marrones fueron entretejidos por trazos rápidos, casi frenéticos, que coexisten con el empleo quirúrgico del pincel. El resultado sorprende: pinturas que anudan la formación clásica con la búsqueda contemporánea.
Stand Off
Los enfrentamientos expuestos en estas obras sugieren la preocupación del artista por un aspecto opaco de la humanidad: las guerras y los conflictos. Los caballeros y los gallos son metáforas que aluden al mundo contemporáneo cargado de tensiones y malentendidos que obligan a las personas a protegerse con armaduras de todo tipo. Las barreras entre los seres humanos crean un clima caótico, denominado por Simon “bruma cultural”, y que expone en sus cuadros mediante pintura chorreada, estallidos de color y trazos que parecen gestos. No hay desorden y cada centímetro de óleo y pintura en aerosol evidencia conocimiento y estudio.
The Jousters Banquet constó de veinte trabajos de diverso tamaño, sobresaliendo algunos que superaron el metro cuadrado. Stand off fue la pintura insigne de la muestra y cubre la tapa y la contratapa del catálogo. Es una pieza pintada sobre lino y mide 90 por 103 centímetros, y al igual que el lienzo Cock Fight, que ostenta 119 por 150 centímetros, es pintura al óleo, sin aerosol ni acrílico. No cabe duda que las dos obras exponen el rico imaginario de Simon, así como su entrega a la pintura y al oficio de pintar, patente en los linos Skirmish y Holy Land, donde se constata el aprecio por la factura, que recorrió toda la exposición.
Entre los años 2008 y 2015 pintó la serie Knight’s compuesta por obras de gran poder simbólico que le permitieron profundizar la lectura crítica de los conflictos, así como de las dramáticas consecuencias aparejadas por el deseo expansionista. Una pieza de estos años es Sundog Conquistador donde, por ejemplo, se observan olas que remiten con acidez a las experiencias coloniales de los períodos moderno y contemporáneo de la historia universal.
Cock fight
Amor incondicional
Así definió Simon al arte, como una expresión de amor incondicional. “Es mi peregrinación”, contó en una oportunidad, o un tránsito por sendas donde los colores y los movimientos exponen universos personales. Los trabajos recientes manifiestan sus mundos interiores, como si fueran una “extensión de nosotros”, según sus palabras. Estos mundos están compuestos por cascadas, lagunas, arroyos, arcoíris, nubes, árboles y flores, constituyendo ámbitos de una poética que recupera elementos del romanticismo.
Sundog Conquistador
Puente, una de sus últimas pinturas, al igual que la mencionada Sundog Conquistador, manifiesta el interés del artista por la luz y su relación con los fenómenos atmosféricos y climáticos. “La luz en La Pampa es muy diferente de la de Londres”, comentó en cierta oportunidad. Y luego evocó la percepción que se experimenta cuando el polvo queda suspendido en el aire durante largos minutos. Las cosas se ven de otra forma, un aura particular envuelve a las personas y a los animales. La claridad transita el aire de manera diferente según los fenómenos y las latitudes. Simon propone habitar la exteriorización de sus paisajes interiores colmados de luminosidad. Cada cuadro elogia la pintura. Todo vibra, mejor: tiembla.
Above only sky