Estrenada durante julio del 2021, una de las películas recomendables que puede verse en las plataformas de streaming es “La última carta de amor”.

* Por Gisela Colombo

Una periodista contemporánea, de nombre Ellie Haworth, se encuentra fortuitamente con un conjunto de cartas antiguas que la subyugan. Durante el proceso de recolección y rescate de todas las esquelas que una pareja se enviaba mutuamente en la Londres de los años sesenta, Ellie y un colega van ubicando las fichas que van describiendo el cuadro total.

Pero a su vez, también Ellie experimenta en su propia vida un amor inesperado. El compañero en esas aventuras filológicas será quien movilice sus sentimientos. Ambos irán descubriendo de a poco la historia que retrata la historia entre la esposa adinerada de un empresario (Jennifer Stirling) y un periodista que se enamora de ella, con la intención de evitarlo aunque un fuego que no alcanza a sofocar. El esposo es Laurence Stirling, un magnate muy reconocido socialmente. La frialdad por la que se relaciona con Jennifer parece explicar las necesidades que auxilian un poco su enamoramiento también.

Especialmente atractivos son los escenarios que pasan en el extranjero antes de que el romance deje salir la erupción. En raccontos que van intercalando ambos tiempos, el de 2003 donde la periodista Ellie Haworth descubre unas cartas secretas y en 1965 en que ocurre el misterio de esta aventura prohibida.

La directora de la película, Augustine Frizzell, ha hecho una labor excelente en la construcción visual de la historia, en el espectáculo que se ofrece tanto gracias a la exquisitez de los vestuarios cuanto por todos los detalles escenográficos y la estética general. Todo ello contribuye a comunicar sin desvíos el efecto buscado: una nostalgia de un pasado lleno de pasión, pero también los obstáculos que van interponiéndose.

Los episodios son narrados con una delicadeza que no tiene nada que envidiarle a los mejores relatos literarios.

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Aun cuando el tema y el romance podrían pecar de lugares comunes, y los intentos toscos de este género suelan abundar, aquí ni lo uno ni lo otro son resultado del film. Por el contrario, el tono de la narración recuerda la emblemática “El amor en los tiempos del cólera”, la novela de Gabriel García Márquez. Aquella fue una antológica manifestación de la dulce evocación del pasado y el amor, y ésta, asimismo, todavía lo es.

No es casual, obviamente. También aquí, como casi siempre, se adivina una obra literaria anterior que ha sido adaptada como guión. Esa gravitación especial proviene de la sustancia de la obra original. En efecto, el relato se inspira en un título de cierta calidad literaria, que además mereció la condición de “best seller”. Me refiero a The Last Letter from Your Lover de Jojo Moyes.

Shailene Woodley (Jennifer Stirling) y Callum Turner (Anthony O' Hare) interpretan a la pareja de enamorados del ’65, y lo hacen con efectividad. Felicity Jones es en la película Ellie Haworth, la periodista que investiga las cartas. Mientras Joe Alwyn le presta el rostro a Laurence Stirling. Todos ellos lo cumplen correctamente también. Y ese equilibrio tan propio no sólo del cine sino también de toda disciplina artística británica reluce en esta propuesta que no habría que perderse.

Quizá no sea novedosa, no sea rutilante. Pero “La última carta de amor” es como una máquina de relojería suiza que colma la sed de belleza, de introspección y la nostalgia especial con que nos acercamos normalmente a este género, el del drama romántico.