*Por Gisela Colombo

Hace apenas unos días que se estrenó una serie llamada “Yakamoz S-245”, cuya puesta en escena es un ejemplo de los productos de calidad que concibe la industria turca del entretenimiento. Puntualmente se trata de una tira de siete capítulos que narran una situación de futuro distópico. Cada episodio tiene una duración de cuarenta y cinco minutos aproximadamente.

El punto de partida del conflicto es un hecho astronómico: el sol comienza a emitir explosiones crecientes. Eso genera que el mundo completo reciba rayos tan potentes que toda vida se extingue de la superficie terrestre. En este contexto apocalíptico perecen la humanidad y los animales. Sólo vemos sobrevivir a un grupo de científicos que sondea, al mejor estilo Jacques Cousteau, las profundidades del mar. Al emerger se hallan con el panorama más desolador. Sólo en unas horas la humanidad ha sido extinguida. Pero luego se encuentran con los tripulantes de un submarino militar que están frente a las mismas costas intentando, como ellos, sobrevivir. Se aplican a buscar comida, cuidándose de emerger durante las noches cuando el sol no representa una amenaza.

El grupo de científicos está liderado por un personaje femenino que comanda la investigación. Su nombre es Defne (Ozgë Özpirincci) y en la génesis fue la responsable de convocar a los demás a un grupo de estudios que indagaría el lecho marino. En esa selección de profesionales, Defne escogió y convenció a Armán, antigua pareja suya y compañero de estudios, para que participara de la misión. Él será finalmente el verdadero protagonista de la historia.

Kivanc Tatlitug resultó el actor escogido para prestarle el cuerpo al biólogo marino (Armán). Se trata del protagonista también de “Sura y Seyit o Amor en guerra”, “Amor prohibido” que exhibió Telefé hace unos años ya, de “Cesur ve Güzel o Venganza y Amor”, que aquí se proyectó en los últimos meses también por televisión abierta. Participó también de “Vikingos” en un papel pequeño, y rodó varias películas interesantes.

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El director, Tolga Karacelik, conduce la traducción al lenguaje audiovisual de un texto escrito por Jacek Dukaj, escritor polaco de renombre, que titula este relato, en su versión literaria, “El antiguo ajolote”. Desde allí parten los guionistas para hacer la adaptación.

Narra la historia todo el proceso de supervivencia y adaptación no sólo ante las nuevas condiciones que ofrece la naturaleza a los pocos habitantes de la Tierra que han sobrevivido. También se transitan la angustia y la pena que generan las pérdidas de seres queridos, y los desafíos de la convivencia y la co-laboración profesional según la cual hombres del ejército e investigadores se ven obligados a permanecer día tras día en un espacio cerrado y opresivo como lo es un submarino. Con las riñas de poder que lógicamente ocurren.

La obra, en su primera temporada, entretiene. Aunque llega al final sin resolver nada, dejando hilos sueltos que luego retomará en la segunda, de todos modos satisface a los amantes del género. La segunda entrega se estrenará durante 2023 por la misma plataforma, según afirman los realizadores.

Si ofrece la misma acción y el mismo suspenso, el producto será bien acogido por el público que, según las mismas encuestas de Netflix, la ha consagrado exitosa en esta primera temporada.