*Por Gisela Colombo
“Mentiras” es una serie de origen español que plantea un tema cercano a la temática de la tira inglesa que no hace mucho tiempo vio la luz en la plataforma Netflix. “Anatomía de un escándalo”, en efecto, transita el asunto del límite entre una relación consentida y una violación. No obstante, si aquella tira nos mostraba una incongruencia montada en la diferencia generacional entre la denunciante y el denunciado y todo se reducía a un comentario hecho en el momento clave de dar el consentimiento. Momento en que ella comprende como un “No” en el sentido contemporáneo (“No es no”) y él, desde una cultura más conservadora que desalentaba la aceptación explícita de la mujer. “No aquí” es interpretado por el hombre como un “sí, en otro lado”. La represión de los sentimientos y su silenciamiento en el caso femenino, determinaba la inconveniencia de dar consentimiento verbal a un vínculo meramente genital.
Si bien en inicio “Mentiras” parece transitar algo similar, lentamente va torciendo la temática hacia abusos que no admiten la ambigüedad sutil de la serie inglesa. Aquí no se trata de algo generacional. Sino de alguien que “miente”.
Laura Munar, interpretada por Ángela Cremonte es profesora de literatura en un colegio secundario de Palma de Mallorca. Al inicio de la serie se está separando de su esposo. Poco después se la ve intercambiando opiniones en la puerta de la escuela con quien es el padre de uno de sus alumnos, Xavier Vera. El actor que presta el cuerpo al protagonista será un viejo conocido para aquellos que hayan visto las aventuras de Mateo, amigo del protagonista, en la tira “Velvet” y “Colección Velvet”.
Lo cierto es que Laura recibirá una invitación a salir de este médico cirujano intachable. Pasará la noche con él en su propia casa y allí amanecerá en un estado que le hará pensar que pudo haber sido drogada y violada por Xavier. Dos detectives, Daniela Bauzá (Itziar Atienza) y Víctor Silva (Paco Tous) recibirán la investigación y deberán resolver el caso. Las dificultades con la falta de pruebas generan la impresión de que el relato de Laura no es certero. Estos funcionarios policiales, quizá montados en el conocimiento de que ella tiene un historial de denuncias anteriores y cierta inestabilidad psicológica evidente, se enredan hasta el capítulo cuarto.
Son seis los episodios en que se desarrolla la narración con ritmo constante, sin apuros ni dilaciones entre unas acciones y otras. Cada uno de los capítulos tiene entre cuarenta y cinco y cincuenta minutos. La dirección es de Curro Novallas.
El guión de Novallas y Norberto López Amado está basado en Liar de Harry y Jack Williams, es aceptable. Quizá su mayor debilidad se debe a que el misterio que mantiene el interés se dilucida dos episodios antes del final. Sostener el suspenso luego de eso representa una caída inevitable. El producto es un entretenimiento válido que no deja mucho más. Podría decirse que le falta originalidad y resulta una repetición más de tema y tratamiento que el mercado del espectáculo ha hecho demasiado en los últimos años.