* Por Gisela Colombo

La película que lleva nuevamente a la pantalla del séptimo arte la obra de D. H. Lawrence fue estrenada en estos días en la plataforma de Netflix. Se trata de un film inspirado en un clásico de la literatura del mismo nombre, cuya directora es la cineasta francesa Laure de Clermont-Tonnerre, quien ya ha sido premiada por otras producciones.

“Constance Reid” es una mujer joven que contrae enlace con un noble llamado Clifford Chatterley, después de haber perdido la ilusión con un primer amor de procedencia alemana. El relato comienza con la boda entre ella y el barón un día antes de que él regrese al frente de batalla durante la Primera Guerra Mundial. La siguiente escena que vemos es la pareja postguerra de Connie con un hombre parapléjico. Ingresando al castillo británico de dimensiones y lujo extraordinario, se la ve empujando la silla de ruedas mientras conoce la sede de su nueva vida. Pronto ambos nos darán a conocer que la enfermedad provocada en él por alguna vicisitud de la guerra le ha arrebatado la potencia sexual y reproductiva. No obstante, el hombre es consciente de la privación que significaría para una mujer de la época un matrimonio sin hijos. Por ello le propone a su esposa la revolucionaria idea de que geste un heredero con otro hombre, aunque en el mayor secreto, para criar al niño como propio. Sólo el matrimonio debía conocer esos detalles.

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Mientras Connie se sobrepone de la sorpresa que le genera la propuesta, él se ensimisma cada vez más y la descuida, un poco por enfermedad y otro tanto por agenda social. La soledad y el contacto con un empleado al servicio de Chatterley, Oliver Mellors será para su sensibilidad abandonada una tentación difícil de evitar. El joven también de regreso de la guerra en su función de oficial, cumple una tarea a caballo entre la de un capataz rural y la de defensor de un bosque pequeño propiedad del barón. “Guardabosque” traduce el guión. A partir de entonces resulta obvio el título de la novela y de este producto del cine.

Emma Corrin es la protagonista que ya prestó el cuerpo a la serie The Crown donde interpretó a Lady Di, por lo que recibió un Globo de Oro. Su amante será Oliver caracterizado por Jack O'Connell, que brilló en “Inquebrantable”.

El texto original de Lawrence fue excesivamente explícito en términos eróticos para el gusto inglés de 1920 y 1930. Pero de todos modos salió a la luz en otras latitudes: Florencia, 1928. Si nadie es profeta en su tierra, el autor inglés debió aceptar la censura británica y su libro fue publicado unos años después como una exhibición del poder de una tijera que bien pudo ser resabio victoriano. Hubo que esperar a 1960 para que el mercado y los censores se pusieran de acuerdo y se editara el relato original. Es que el género al que pertenece el texto es el de la Novela erótica. Y el film no traiciona al producto literario aunque el tiempo haya hecho escenas de lo más habituales para el cine de 96 años más tarde.

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La duración es de aproximadamente dos horas, que no pierden interés en ningún momento. Las actuaciones son inobjetables. El guión es una buena adaptación del texto hecha por David Magee. Y el resultado de todo el producto es positivo.

Tres veces antes se había puesto en escena esta obra. La primera, en 1981. En segunda instancia fue la versión de 2006 y una más reciente que data del 2015. Esta nueva realización promete, independientemente de cualquier logro artístico, una popularidad extraordinaria, por tratarse de un producto comercializado por streaming del más popular.

En síntesis, esta incorporación reciente de la plataforma se torna una oportunidad ideal para conocer el clásico, mientras vemos una estética agradable, actuaciones satisfactorias y buen entretenimiento, para una sociedad considerablemente más liberal en términos sexuales que aquella que le dio origen.