Por Gisela Colombo

“Infiesto” es un estreno reciente de la plataforma de streaming más popular. Subida a la página el 3 de febrero, se trata de una película que pertenece al género del thriller, de producción española y rodada en un pueblito de Asturias llamado precisamente “Infiesto”.

El responsable de escribir y dirigir el film fue Patxi Amezcua, quien imprime a su producto una serie de referencias a la atmósfera y estética de los thrillers nórdicos, con su fotografía oscura característica, con sus lluvias y fríos boscosos, con sus cielos cerrados que nada se acercan a la luz mediterránea que en muchos casos identificamos con lo español.

La palidez de los colores es también imagen de la congruencia entre fondo y forma, la que dicta también que sea un sitio de Asturias el escenario en que ocurren los hechos. Visualmente reproduce la oscuridad de los hechos que se narran.

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La historia transcurre durante el segundo trimestre de 2020, precisamente cuando se desata la necesidad de guardar cuarentena en todo el mundo a causa de la pandemia de Covid ‘19. Los protagonistas son dos inspectores de policía Samuel García interpretado por Isak Férriz y la subinspectora Castro (Iria del Río).

En aquel momento crítico en que la falta de vacunas y el número de fallecidos no dejaban de sorprender, ocurre un secuestro. Una jovencita es raptada y aparece después de días totalmente en shock. Los investigadores van haciendo un rastrillaje de datos hasta que descubren la participación de tres hombres. La investigación sigue avanzando mientras las bajas por el Covid tocan, de diferente manera, a los dos protagonistas y sus familias. No obstante, descubren lo que hay de común entre los tres sujetos implicados: nucleados en torno de creencias apocalípticas antiguas, con todas las características de rituales satánicos. En el guión se identifican tales horrores como propios de un grupo “celta”, lo cual ̶ conviene aclararlo ̶ es polémico e imprudente. En todo caso, se tratará de un grupo sectario totalmente excepcional, que no hace justicia a la cosmovisión celta que aun hoy opera culturalmente como sustrato en diversos pueblos de toda Europa.

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Las similitudes entre esta ficción y algunas sagas llama la atención y reduce el interés de inmediato. Tal es el caso de la “Saga de Baztán” llevada al cine por Fernando González Molina y cuyos guiones se inspiran y recrean dos novelas de Dolores Redondo. El conjunto completo son tres novelas policiales negras con un interés particular en la magia y una suerte de secta demoníaca. La primera es “El guardián invisible”. La segunda es “Legado en los huesos”. Y la tercera, “Ofrenda a la tormenta”.

Por añadidura, los hechos que narra cinematográficamente ocurren en un pueblo situado en un valle de Navarra, con características muy similares a los de Infiesto.

La originalidad no se logra, definitivamente, por seguir una fórmula probada. El único detalle diferente es que todo ocurre en el tiempo de pandemia. El nombre del pueblo “Infiesto” que le da el título al film etimológicamente refiere a lo “infestado”. Este hecho parece remitir tanto a la capacidad de contagio que tienen algunas sectas misteriosas animadas por raíces culturales primitivas compartidas, cuanto al vertiginoso contagio del Covid que convive con la investigación. Sin demasiada sustancia, los hechos son narrados como “a vuelo de pájaro” atentando ésto contra la credibilidad y el efecto de un film que podría haber interesado.