*Por Gisela Colombo

En el año 1994 una tira telenovelesca de origen colombiano conquistó varios mercados y se tornó un éxito televisivo internacional. 

En 2021 Netflix puso a disposición de sus clientes una reversión de aquella novela, que respetó los pilares principales de la historia pero introdujo una serie de cambios. Cambios que buscaron aggiornar la materia narrada, bajar línea en las causas más populares de este momento y resolver algunos detalles que no eran tan efectivos entonces, y no lo serían de ningún modo ahora.

Se narra la historia de Teresa Suárez, apodada “Gaviota”, una jovencita bastante despierta pero inexperta, su madre, Carmenza, y el hombre que irrumpe sus vidas, cambiando el curso de las cosas.

Al comenzar la historia vemos que Carmenza y Gaviota trabajan como personal temporario en la cosecha del café y lo hacen dentro de la finca productora llamada Casablanca, propiedad de la familia Vallejo.

El pater familias, don Octavio Vallejo, había sido víctima de un intento de secuestro que Teresa Suárez, como recolectora de café, presencia y evita. Es ella quien le advierte al “patrón” del peligro y lo salva. En agradecimiento, el dueño de la finca comienza los trámites para regalarles a madre e hija una hectárea de tierra para que puedan sembrar su propio café. Pero la muerte repentina de don Octavio deja la transacción en manos de Iván, el hijo mayor, quien no sólo actúa sin escrúpulos con las recolectoras e intenta abusar a Gaviota en varias oportunidades, sino también es quien ha motivado el infarto de su padre. Él se niega a reconocer los papeles firmados y la donación se frustra. Mientras tanto, Sebastián Vallejo (William Levy), que vive en Nueva York, regresa a la hacienda y conoce a Gaviota (Laura Londoño). Se enamora de ella inmediatamente y es correspondido. De tal modo que, después de la muerte de don Octavio tanto Sebastián como Gaviota se verán censurados por la familia Vallejo. Lo que sigue es el proceso de crecimiento y frustración alternativos de ese amor desparejo.

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Al mismo tiempo se mezclan trampas comerciales y una práctica de lavado de dinero que convierten la ficción en algo mucho más amplio y activo que un simple romance. Gaviota abre sus perspectivas en un viaje accidentado a Nueva York y al regreso pone en marcha un plan de producción de café premium, para lo que funda una cooperativa de mujeres que funciona con dificultad al principio pero es prometedora a mediano y largo plazo. Mediante este asunto se pone en juego el cambio de rol de la mujer en la sociedad, no sólo en el ámbito familiar, sino también en el laboral. Es que las transformaciones culturales ocurridas entre los ’90 y hoy son realmente profundas y la novela no hace más que acreditarlas.

La tira consiste en 88 episodios de 40 minutos aproximadamente, ya que fue proyectada con la frecuencia diaria que suele tener este género en la televisión colombiana.

En algunos aspectos la versión de 2021 resulta más creíble que la anterior. Respecto a la caracterización de Sebastián, el personaje de 1994 tenía una especie de trastorno sexual que consistía en no poder concretar una relación sexual sin que mediara un amor profundo a la chica en cuestión. En ésta, en cambio, Sebastián no es un donjuán, pero orbita a su alrededor su ex novia (Lucía), por la que es seducido en distintos momentos sin demasiada resistencia.

En la versión original protagonista y antagonista son primos y ellos expresan los desencuentros de ambos núcleos familiares a la muerte del patriarca y abuelo de la familia. En la moderna, en cambio, Iván (Diego Cadavid) es el hermano mayor de Sebastián y quien muere es el padre de ambos.  En la novela del ’94, los problemas legales vienen por una evasión y fraude fiscal de la empresa “Café export”. En 2021, en cambio, la empresa se llama “Café Élite” y los cargos que se les imputan a algunos integrantes de la familia se potencian en gravedad hasta el lavado de dinero.

Algo llamativo de esta puesta en escena es la omnipresencia del tango, casi siempre interpretado por la misma protagonista, Gaviota (Londoño). Alguna ranchera alterna con esos productos del genio musical rioplatense. Y desde el ámbito lingüístico es una experiencia interesante por cuanto, como en Argentina, utilizan el pronombre “vos” y la conjugación similar pero en registro formal: como si conjugaran en la persona de “Usted”. Otra curiosidad imposible de ignorar es que los personajes,cuando se trata de campesinos y empleados de la hacienda, se tratan de usted hasta en los vínculos más cercanos. Así la historia también cumple con el propósito de exhibir la cultura colombiana y sus modalidades lingüísticas divergentes.

Más allá de la longitud de esta primera temporada, que aún no se sabe si será la última, en esta obra pueden encontrarse todos los ingredientes del culebrón clásico. Entre otras cosas, el característico moño final que revela cierta ingenuidad.  La resolución de todas las líneas de acción, sin excepción, en los últimos tres o cuatro episodios, es ya un recurso tópico que aquí también se da.

Para quien disfrute el género, es un buen entretenimiento con paisajes maravillosos y una serie de capítulos que pasean al espectador por Nueva York,ofreciendo ese deleite extra.