Por Gisela Colombo

Arráncame la Vida” es una película estrenada en 2008 que hoy propone una plataforma de streaming y ya lleva logrado un lugar entre las primeras más vistas en Argentina. Es una producción mexicana que fue, en su año de estreno, una de las más costosas de México. La película se inspiró en una novela de la autora Ángeles Mastretta.

Para quienes creemos que la mejor selección taquillera no alcanza para subsanar un guión débil o defectuoso, ésta es una de las muestras más claras de la tremenda relevancia que tiene la calidad de la obra literaria de base. No se trata de tramar diálogos. Ni de referir verdades. La clave está en lograr la sustancia del texto que motiva la puesta en escena. ¿Qué es la “sustancia”? La filosofía diría que es una evidencia, que no puede comprobarse pero que tampoco es necesario que sea comprobada, porque es “evidente”. La creación de atmósfera, la credibilidad de los personajes, la humanidad de las motivaciones retratadas… En fin, la condición de verdad universal envuelta en una mentira como le habría gustado describir a Dante Alighieri un texto semejante, constituye el mayor valor del largometraje.

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Contar una historia como crónica se queda pequeño comparado con este tipo de creación profundamente artística. Más allá de ese esqueleto que mantiene de pie al film, los detalles también son sumamente artísticos. La reconstrucción de un tiempo y una sociedad recuerda a un realismo latinoamericano que, sin ser realismo mágico, en algún punto, tiene su tono.

Fue dirigida por Roberto Steiner e interpretada muy bien por Ana Claudia Talancón (Catalina Guzmán), Daniel Giménez Cacho (Andrés Ascencio) y José María de Tavira (Carlos Vives), entre un elenco igualmente satisfactorio.

El relato, y el film inspirado en él, cuentan la historia de Catalina, una chica muy joven a la que un general y político, llamado Andrés Ascencio, pretende y acaba desposando, a pesar de la enorme diferencia de edad. La naturalización del papel de subordinación que tenía la mujer en la sociedad de la época se conjuga con la inexperiencia de Catalina, en principio. Pero pronto una rebeldía esencial de la chica revela su genuina identidad.

Ascensio se torna un gobernador con ansias de ser presidente de la Nación, mientras su astuta esposa lo engaña con un director de orquesta que pagará con su vida la adhesión a una postura revolucionaria. Queda duda en el film respecto a si la relación clandestina ha sido o no determinante en los hechos. Lo que es seguro es que así lo interpreta Catalina, que se las ingeniará para vengarse de su esposo mediante un asesinato impune.

El conjunto es atractivo, poético y escandaloso para los cánones de la época, lo cual lo hace interesante y divertido para el público contemporáneo. Quizá por eso la película fue seleccionada para competir en la terna de “Mejor película extranjera” en los Premios Oscar.

En síntesis, no conviene perder la oportunidad de verla para quienes disponen de una suscripción a la plataforma más popular de streaming desde hace tiempo.